Establecer unos cuidados dentales a partir ya de los 12 meses de vida del niño, constituye una de las estrategias preventivas más adecuadas frente a la caries, incluyendo recomendaciones dietéticas y las instrucciones de cómo realizar una correcta higiene oral a partir de la erupción de los primeros dientes temporales.
El control de dieta no sólo influirá favorablemente en la salud oral sino también en la salud en general del niño. La dieta desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la caries dental.
El déficit de vitaminas (A, D), calcio y fósforo puede ocasionar alteraciones en el desarrollo dentario y retraso en la erupción.
La frecuencia en la ingesta de alimentos cariogénicos sobretodo entre comidas tiene una fuerte relación con el riesgo de caries, pues favorece cambios en el pH y alarga el tiempo de aclaramiento oral lo que incrementa la probabilidad de desmineralización del esmalte. Respecto a la consistencia y aclaramiento oral son varios los estudios que han observado que algunos alimentos, aun con un alto contenido de azúcar, pueden tener mayor solubilidad y son más rápidamente eliminados de la cavidad oral, mientras que alimentos con un alto contenido en almidón (pan, cereales, patatas) pueden incrementar la producción de ácidos y es más lenta su eliminación de la cavidad oral.
Puesto que la dieta es un factor determinante en el desarrollo de la caries es preciso dar una información adecuada a los pacientes. Además no hay que olvidar que un incremento en azúcares no solo supondrá un mayor riesgo de caries sino también un riesgo incrementado a padecer obesidad, y así una mayor predisposición en adultos a sufrir enfermedades como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares (hipertensión, colesterol), las respiratorias (apnea, asma), ortopédicas (fracturas) y hepáticas.
Es aconsejable evitar comer entre comidas o limitar el consumo de azúcares a las horas de las comidas, donde el flujo salivar es mayor y permite un rápido aclaramiento oral. Es, pues, muy importante una baja frecuencia en la ingesta de carbohidratos.
Así se ha visto que alimentos que contienen entre un 15 y un 20% de azúcares, especialmente sacarosa, son de los más cariogénicos, sobretodo entre comidas. Sin embargo, existen otros carbohidratos como la fructosa, con mayor poder edulcorante que la sacarosa, pero con menor poder cariogénico. El xilitol, al no ser utilizado por los microorganismos para producir ácidos, no resulta cariogénico, e incluso tendría un efecto anticaries.
Las grasas cubren el diente, reduciendo la retención de los azucares y la placa, además pueden tener efectos tóxicos sobre las bacterias.
Las proteínas incrementan la capacidad tampón de la saliva y tienen efecto protector sobre el esmalte. Conjuntamente las grasas y proteínas elevan el pH tras la ingesta de carbohidratos.
Otro tipo de alimentos serían aquellos que a través de su masticación (por ejemplo chicles sin azúcar) estimulan el flujo salival y, de esta forma, se tampona el pH ácido y se favorece la remineralización del esmalte.
En adolescentes es importante reducir el consumo frecuente de bebidas azucaradas pues supone un factor particular asociado al desarrollo de caries en los dientes.
El símbolo tooth friendly (denominado Sympadent en Francia y Zahnschonend en Alemania) y que representa un diente bajo un paraguas protector, utilizado para informar sobre la elaboración sin azúcar, debería ser colocado en el envase de las medicinas no cariogénicas, del mismo modo que acompaña a un gran número de productos en los diferentes países miembros, como son productos farmaceúticos, golosinas, bebidas, quesos, etc.